jueves, 5 de agosto de 2010

Los Gay Games y la homosexualidad en Alemania


DEUTSCHE WELLE
Autor: Peter Kolakowsky/ Lydia Aranda Barandiain
Editora: Luna Bolívar Manaut


Los Gay Games han encontrado en Colonia un escenario ideal para lanzar su mensaje: una mayor comprensión social para gays y lesbianas en un mundo que cada vez los ve con mejores ojos. Alemania es un buen ejemplo de ello.

El pasado sábado 31 de julio se dio el pistoletazo de salida a uno de los eventos de la comunidad homosexual más celebrados del mundo: los Gay Games. Un acto por los derechos de gays y lesbianas en el que sus participantes compiten por lograr una mayor aceptación social en 35 disciplinas deportivas donde sólo reina una regla: todos pueden participar.

“Los Gay Games están abiertos a todos. En su primera edición pude conocer a mucha gente que, al acabar los juegos, se volvieron a sus casas y trabajos sintiéndose mucho más abiertos y liberados que antes. Entre ellos, yo misma”, destaca Emeline Rit, vicepresidenta del equipo organizador internacional.

Heridas y logros

Colonia ha sido la ciudad elegida para dar la bienvenida a los más de 10.000 participantes de esta edición de los Gay Games, un punto álgido para la comunidad gay de Alemania, un país a su vez tolerante en general con la diversidad sexual de sus habitantes… aunque las opiniones al respecto siguen estando divididas.

Desde la feroz persecución de la que fueron víctimas los homosexuales durante el régimen nazi hasta la actualidad, los gays han sufrido muchas discriminaciones y han luchado con fuerza por lograr la aceptación de sus derechos.

Es obvio que los tiempos han cambiado: el ministro de Exteriores alemán es hoy un hombre que ha manifestado públicamente su homosexualidad. Y el grito de “¡soy gay, y me enorgullezco de ello!” que el alcalde de Berlín, Klaus Wowereit, proclamó en la campaña de 2001 para la la jefatura de la capitalina casa consistorial es también buena muestra de los avances logrados en los últimos años.

Presentes en el día a día

Con una población homosexual que se calcula entre una de cada cinco o una de cada diez personas, según diferentes estudios realizados, la comunidad gay alemana gana cada día más apoyo. En las esferas del espectáculo y el arte, por ejemplo, las personas homosexuales ya no deben esconderse o disimular. De hecho, son vistos como particularmente creativos e innovadores. Pero eso no deja de ser un estereotipo, aunque se trate de uno positivo.

“En los Gay Games queremos demostrar que los homosexuales estamos presentes en todos los aspectos del día a día, y que no somos únicamente tipos escandalosos y rompedores, sino que somos muy normales. Con nosotros se puede practicar deporte, contribuir a la cultura, hacer eventos y pasarlo bien”, recuerda Annette Wachter, presidenta de los Gay Games de Colonia.

Pero la lucha no ha terminado. Los Gay Games se siguen celebrando cada cuatro años, desde su primera edición en San Francisco en 1982, con el fin de conseguir una mayor aceptación de los gays y las lesbianas.

Los fundadores del multitudinario evento, Paul Mart y Tom Waddell, no podían ni siquiera soñar con la importancia que los Gay Games llegarían a tener. En unos juegos “olímpicos” en los que la medalla se la llevan todos por el mero hecho de haber participado, la respuesta social es cada vez mayor, y también lo son las expectativas y la atención mediática. A dos días de su jornada de clausura, los Gay Games de Colonia marcarán otro hito en la historia de la lucha de los homosexuales por la tolerancia.

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