AFP- 24 de julio de 2009
Bajo el lema 'Hacer más con menos', el Cowboy Desnudo que se hizo famoso posando en ropa interior para los turistas lanzó el miércoles desde Times Square su campaña para ser alcalde de Nueva York. Impuestos , transporte, seguridad reforzada, casamiento homosexual y turismo son las prioridades de su campaña.
Rodeado por decenas de reporteros y cámaras de televisión, Robert Burck, de 38 años, entró en la política norteamericana en paños menores, con un sombrero tejano, botas y slip blancos. Y parece tomarse bastante en serio su candidatura.
Su objetivo es competir en las elecciones del 3 de noviembre frente a otro candidato independiente, el actual alcalde y multimillonario Michael Bloomberg.
Bloomberg, que ha desplegado todo el peso de su fortuna en la campaña para obtener un tercer mandato, incluyendo propaganda masiva en televisión y anuncios cotidianos de adhesiones, es considerado como favorito, sobre todo a falta de adversarios fuera del discreto demócrata William Thompson.
Nadie contaba con la entrada al rodeo del Cowboy Desnudo, una consecuencia natural, según él, de su presencia en el corazón de la ciudad durante una década. Compara su potencial político con el de un Arnold Schwarzennegger.
Pocas turistas que visitan Times Square resisten a la tentación de posar junto al escultural y kitsch vaquero rubio, que exhibe una prominente cruz cristiana en el pecho y un tatuaje con la imagen de Cristo en el hombro.
En un rito obligado de uno de los hombres más fotografiados del mundo, el Cowboy Desnudo posa, sonríe, dice alguna broma y a menudo desliza con picardía la mano sobre las nalgas de la admiradora, antes de recibir la propina.
Es oriundo de la América profunda, un suburbio de Cincinnati (Ohio, norte) donde pasó la infancia y adolescencia difícil de "un chico con mucha energía pero sin lugar donde ponerla", explica seriamente en su vídeo de campaña.
Su vida cambia cuando consigue un trabajo en un restaurante TGI Fridays que lo integra a la sociedad, pero sobre todo cuando tras posar para Playgirl se le ocurre cantar en calzoncillos en una avenida de Venice, California.
La idea no sólo le permitió pasar instantáneamente "de cero a héroe", sino que le asegura el sustento, unos mil dólares diarios: "sería una locura haber hecho otra cosa", dice.
"Si pude literalmente construir una marca global con un par de calzoncillos, botas y un sombrero, piensen en lo que podría hacer por la ciudad de Nueva York si tengo el apoyo de todos sus recursos y su gente".
Asegura poseer un título de Ciencias Políticas, aunque salió del paso con cierta dificultad cuando un periodista le pidió que citara los nombres de dos jueces de la Corte Suprema de Justicia. Pero para Burck, la prueba de su aptitud para la política es tan sencilla de entender como su indumentaria: "Hacer más con menos" es su divisa.
"Soy alguien que logró hacer bastante con poca cosa", insiste, al presentar su "Paquete de estímulo desnudo", un programa basado en la pequeña empresa.
Impuestos ("si es rico, deje de quejarse y pague"), transporte ("botones para llamar taxis en cada esquina"), seguridad reforzada, casamiento homosexual y turismo son sus prioridades.
Propone además construir una capilla en Times Square como empresa "de mil millones de dólares" para casar a la gente y competir con Las Vegas.
"Yo sé lo que hay en la mente de cada neoyorquino, desde el vendedor de salchichas hasta los políticos", asegura con convicción el Cowboy Desnudo.
Deirdre Doyle, llegada del norte del Estado de Nueva York, lo escucha sonriente y perpleja. "Es un hombre con agallas y espíritu, pero no sé nada de su perfil político", comenta la turista a la AFP.
En cambio Roman Shuster, de 28 años, es bastante más entusiasta. "La gente está cansada de los políticos tradicionales y necesita gente real", dice.
Según Shuster, que milita a favor de la modelo Paris Hilton a la presidencia de Estados Unidos, la candidatura del Cowboy Desnudo "expresa la necesidad de cambiar la naturaleza de la política".
El vaquero concluyó el lanzamiento de campaña con una canción folk, acompañado por la guitarra que lleva siempre colgada del cuello.
Bajo el lema 'Hacer más con menos', el Cowboy Desnudo que se hizo famoso posando en ropa interior para los turistas lanzó el miércoles desde Times Square su campaña para ser alcalde de Nueva York. Impuestos , transporte, seguridad reforzada, casamiento homosexual y turismo son las prioridades de su campaña.
Rodeado por decenas de reporteros y cámaras de televisión, Robert Burck, de 38 años, entró en la política norteamericana en paños menores, con un sombrero tejano, botas y slip blancos. Y parece tomarse bastante en serio su candidatura.
Su objetivo es competir en las elecciones del 3 de noviembre frente a otro candidato independiente, el actual alcalde y multimillonario Michael Bloomberg.
Bloomberg, que ha desplegado todo el peso de su fortuna en la campaña para obtener un tercer mandato, incluyendo propaganda masiva en televisión y anuncios cotidianos de adhesiones, es considerado como favorito, sobre todo a falta de adversarios fuera del discreto demócrata William Thompson.
Nadie contaba con la entrada al rodeo del Cowboy Desnudo, una consecuencia natural, según él, de su presencia en el corazón de la ciudad durante una década. Compara su potencial político con el de un Arnold Schwarzennegger.
Pocas turistas que visitan Times Square resisten a la tentación de posar junto al escultural y kitsch vaquero rubio, que exhibe una prominente cruz cristiana en el pecho y un tatuaje con la imagen de Cristo en el hombro.
En un rito obligado de uno de los hombres más fotografiados del mundo, el Cowboy Desnudo posa, sonríe, dice alguna broma y a menudo desliza con picardía la mano sobre las nalgas de la admiradora, antes de recibir la propina.
Es oriundo de la América profunda, un suburbio de Cincinnati (Ohio, norte) donde pasó la infancia y adolescencia difícil de "un chico con mucha energía pero sin lugar donde ponerla", explica seriamente en su vídeo de campaña.
Su vida cambia cuando consigue un trabajo en un restaurante TGI Fridays que lo integra a la sociedad, pero sobre todo cuando tras posar para Playgirl se le ocurre cantar en calzoncillos en una avenida de Venice, California.
La idea no sólo le permitió pasar instantáneamente "de cero a héroe", sino que le asegura el sustento, unos mil dólares diarios: "sería una locura haber hecho otra cosa", dice.
"Si pude literalmente construir una marca global con un par de calzoncillos, botas y un sombrero, piensen en lo que podría hacer por la ciudad de Nueva York si tengo el apoyo de todos sus recursos y su gente".
Asegura poseer un título de Ciencias Políticas, aunque salió del paso con cierta dificultad cuando un periodista le pidió que citara los nombres de dos jueces de la Corte Suprema de Justicia. Pero para Burck, la prueba de su aptitud para la política es tan sencilla de entender como su indumentaria: "Hacer más con menos" es su divisa.
"Soy alguien que logró hacer bastante con poca cosa", insiste, al presentar su "Paquete de estímulo desnudo", un programa basado en la pequeña empresa.
Impuestos ("si es rico, deje de quejarse y pague"), transporte ("botones para llamar taxis en cada esquina"), seguridad reforzada, casamiento homosexual y turismo son sus prioridades.
Propone además construir una capilla en Times Square como empresa "de mil millones de dólares" para casar a la gente y competir con Las Vegas.
"Yo sé lo que hay en la mente de cada neoyorquino, desde el vendedor de salchichas hasta los políticos", asegura con convicción el Cowboy Desnudo.
Deirdre Doyle, llegada del norte del Estado de Nueva York, lo escucha sonriente y perpleja. "Es un hombre con agallas y espíritu, pero no sé nada de su perfil político", comenta la turista a la AFP.
En cambio Roman Shuster, de 28 años, es bastante más entusiasta. "La gente está cansada de los políticos tradicionales y necesita gente real", dice.
Según Shuster, que milita a favor de la modelo Paris Hilton a la presidencia de Estados Unidos, la candidatura del Cowboy Desnudo "expresa la necesidad de cambiar la naturaleza de la política".
El vaquero concluyó el lanzamiento de campaña con una canción folk, acompañado por la guitarra que lleva siempre colgada del cuello.
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